MÚSICA
21-05-2006 23:24
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La sala gran del TNC se estremeció hasta los cimientos cuando Joan Manuel Serrat irrumpió en el escenario. Desde la fila 24, butaca 12 pude observar que para el Nano no pasan los años, que no ha llovido nada, que todo sigue igual.
Serrat nos deleitó con lo mas selecto de su cancionero clásico y nos regaló las perlas de esa joya llamada Mô, un puñado de sueños lanzados al viento, el fruto de su trabajo, unas canciones que con el tiempo acabaremos haciendo nuestras. El cantautor encadenó las canciones con anécdotas, lecturas y demás que hacen que cada concierto sea único e irrepetible. Los asistentes estábamos predestinados a escuchar los clásicos 'Mediterráneo' y Paraules damor, pero Serrat guardaba un as bajo la manga, para ser exacto: la canción inédita en concierto 'Malsón per entregues del año 89', canción que tiene su continuación en su nuevo cd.
Los ciento veinte minutos de concierto pasaron como un suspiro: cuando Serrat se despidió y abandonó el escenario el público irrumpió en un sonoro aplauso que se prolongó varios minutos, nadie estaba dispuesto a dejar de vitorearle. Entonces, en un acto de generosidad, decidió prolongar su actuación veinte minutos mas, esta vez solo con 'Miralles' y 'Kitflus'. Todo un espectáculo. Entonces, acabó realmente el concierto.
Y uno que no se conforma con escucharle en directo y con verle a pocos metros, siempre tiene que tener la última palabra. Una fuente fidedigna y anónima me indicó el lugar por donde salían los artistas, y el resto ya lo pueden imaginar
Si es que cada uno es como es y cada quién es cada cuál.
joseluisalgar@gmail.com
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