Vegueria del Penedès

Los hábitos afectivos: Bauman


Juan Re Crivello

28-01-2007 21:50

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Dirá Bauman que la gente común denomina estar enamorado es un "comportamiento adictivo, [que] se reduce a la excreción de oxitoxina, una sustancia que nos hace disfrutar del sexo. El problema es que la droga es producida sólo por un tiempo limitado, como si hubiera sido diseñada por la naturaleza para mantener a la gente unida por el tiempo que lleva tener mucho sexo, un niño y cuidarlo hasta niveles aceptables".(*) Este elemento nos debe hacer considerar que la ruptura del mundo religioso y los tabúes, han permitido aligerar la carga espiritual por el cual nos casábamos o procreábamos. El matrimonio como institución, establecía unas reglas sobre el amor. En nuestros días la fragilidad de las relaciones es mayor debido a que los acuerdos están menos expuestos a la reglamentación del clan o del estado o de la continuidad de la especie.

Para Mark Honigsbaum, en The Observer -citando a Bauman- dirá que estamos asumiendo abiertamente "el deseo que exalta el cuerpo para la actividad sexual y sus placeres por ellos mismos". Es un “sexo sin amor, sin compromiso, sin lazos, sin pensar en sus consecuencias, que no debe ser visto como pecado o como algo por lo que ninguno debiera sentirse incomodo. Estos y otros mensajes similares son recibidos positivamente por su promesa de mitigar los tormentos espirituales que sufre mucha gente"(*). La ruptura entre amor y sexo implica considerar el deseo como consustancial a la especie animal. Deseo significa descendencia y es una pulsión biológica. Pero junto al deseo esta la seducción, el intercambio de sentimientos, el orgullo, la dominación o la dependencia y la memoria de hechos pasados(2) que aparecen en el vasto escenario de la conducta de conformidad o de desviación del consenso. En este juego los papeles masculino y femenino han sufrido cambios. La mujer ha roto su rol pasivo, ahora ella establece su motivación y ejerce la caza, algo que antiguamente pertenecía al rol masculino. Hemos descubierto que los lazos son efímeros en el intercambio. ¿Qué sujeta a uno con el otro, aparte del sexo?. ¿La compañía, o la soledad, o la locura que despierta el amor de los primeros años?. ¿Es positivo esta avidez de sexo sin compromiso?. Diríamos que tal vez es necesario. Por primera vez aparecen los impulsos reales de la especie y se separan el intercambio de la institución, y también de las normas religiosas.

Este filosofo advierte "cuando se refiere a los humanos, el compromiso es difícil de evitar. Cada encuentro deja detrás un sedimento de unión, y ese sedimento aumenta con el tiempo por los recuerdos de estar juntos. En la interacción humana ambos lados, simultáneamente, consumidores y objetos de consumo, y la soberanía del consumidor puede ser reclamada por ambos. El lazo puede ser roto, y rechazada la continuidad de una interacción, pero sin un gusto amargo y un sentimiento de culpa. Es difícil engañar a la conciencia moral".(*) Pero la interacción supone riesgo ante lo desconocido, ¿y también sometimiento?. Es aceptable suponer que la existencia de dos consumidores permita la autonomía entre ellos. Pero la ansiedad se manifiesta con la competencia ante la aparición de otros sujetos. La conciencia se comporta a veces como libertina, otras con doble moral, otras con egoísmo. Es aquí donde la crisis de los valores tradicionales que actuaban desde la moral nos han dejado un vacío donde los sujetos interpretan "las trampas de la conciencia".
Es aquí donde introduce la idea de “en un mundo líquido, de flujos rápidos e impredecible como el nuestro, necesitamos, más que antes, lazos fuertes de amistad y confianza mutua. Los amigos, después de todo, son gente con cuya comprensión y ayuda podemos contar en caso de que tropecemos y caigamos, y en el mundo que habitamos incluso los surfistas más rápidos y los skaters más enérgicos no están asegurados contra esta eventualidad. Por otro lado, sin embargo, las mismas estructuras líquidas y rápidamente cambiantes privilegian a los que pueden viajar con poco peso".(*) Es esta una interesante aportación quien puede negar que vivimos la metáfora del desplazamiento, de la agilidad, de la inteligencia emocional. Me desplazo. Hago surf, skate. Soy hacker y al moverme hago saltar las barreras del soft. Pero también millones de emigrantes buscan nuevos hogares. Las películas de ciencia-ficción nos muestran individuos que se insertan en nuevas realidades. Navegar en internet o contactar con millones de web o blogs que cambian constantemente da una sensación de red más amplia que los vecinos de la calle o el bloque de pisos donde vivimos desde hace años. Los nuevos individuos están modulados bajo el prisma de la adaptabilidad.

Y esto nos asegura una buena dosis de angustia. Ante lo cual afirma nuestro autor: "hay un problema de autoestima y de confianza. El futuro esta lleno de miedos. La vida parece un interminable juego de la silla en el que cada vez que se para la música, uno no puede sentarse... y se quita otra silla, cualquier descuido puede llevar a una derrota irreversible. Nos centramos en lo que podemos controlar: la seguridad corporal. Buscamos objetivos sustitutos en el que descargar el miedo existencial".(*) Quizás sea necesario ver el miedo desde el ángulo de otro individuo, ello me recuerda la parábola de la gata asesina que dice: " el antiguo amo me escrutaba hasta el fastidio y despertaba en mi la impaciencia. El nuevo amo es insulso e inexperto, pero garantiza que todo este en su sitio hasta el limite de ignorarme, y yo existo como un objeto que atesora. Los dos han muerto bajo mis garras. Los dos eran necios ante mi personalidad e independencia. A los dos el intercambio y la ansiedad les trastornaba".

(*)Los extractos son un resumen de una declaración de Bauman publicada en la vanguardia el día 31 de julio de 2005. Barcelona. España

(1)The murders in the Rue Morgue, Edgar Allan Poe ,pag 7.

(2)La memoria es
la resina seca y perversa.

De los hábitos de silencios pasados. Juan Re, Poesía maldita.

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