Vegueria del Penedès

El poder emergente autonómico: ¿Valencia o Cataluña?


Juan Re Crivello

14-05-2007 22:53

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Enric Juliana (1) plantea en la Vanguardia de este domingo algunas condiciones que permiten mantener la hegemonía de los populares en Valencia. Entre ellas menciona, el laissez-faire o la asociación –por parte de los valencianos- a los partidos de izquierda con las leyes y reglamentos. Y dos: la autoestima bien cultivada unida al escaparate de la American´s Cup. Y tres: el adversario catalanista. O –agregaría este autor- la mediocridad de Montilla y su corte de nacional-reglamentista.
Está es una excelente manera para pensar respecto a una sociedad emergente. El universo mental valenciano se ha liberado y con ello arrastra su orgullo a caballo de lo tradicional y los grandes acontecimientos deportivos que proyectan al mundo su actividad. Pero, debemos decir que inyectan hacia dentro un espíritu burgués, el objetivo y su realización. En este aspecto, los valencianos han aprendido de la imagineria santoral del Maragall de los mejores tiempos. ¿Pero que bulle debajo?. Según La Cuatro, millones de metros cuadrados destinados a destrozar el Litoral valenciano. ¡Ya sabemos que esta cadena habla desde el poder socialista!. Mejor seria decir que este aspecto, es un elemento aglutinante de todas las Autonomías del universo político. Así y todo, intentamos ver una sociedad que ha roto su estreches política y ha liberado un sinfín de proyectos que garantizan su crecimiento de la próxima década.

¿Y donde está el poder catalanista?.
Lo primero que deberíamos constatar -aunque suponga un rodeo- es que en los últimos años ha llegado un millón de inmigrantes a esta autonomía. Por ello, la media del porcentaje de estos residentes en el total catalán es ¡del 14%!. Y en algunos sitios como la orgullosa nacionalista Vic representa el 22%. ¡Y… no tienen derecho al voto!. Tenemos ante nosotros un primer debate ciego y cerrado que comparten los nacionalistas (me refiero al Tripartito y Convergencia). Está magníficamente representada por la frase de el liberal Duran LLeida “no tiene sentido que personas que no conocen nuestra lengua, ni nuestra identidad puedan ejercer el derecho al voto”(2). Es un debate que antepone la lengua e identidad a los derechos civiles, suena un poco a siglo XIX. Pero hay mas, los inmigrantes desde el año 2000 hasta hoy, han ocupado dos de cada tres nuevos puestos de trabajo creados en Cataluña. También podríamos decir, que este profundo cambio demográfico se podría resumir con frías estadísticas; en el año 2002, en tan solo 23 comarcas catalanas se acercaba al 5% el porcentaje de población inmigrante. Actualmente (datos de 2006) en todas ya se ha superado el 6% y en 30 de ellas (el pujante litoral) se oscila entre el ¡10% y el 22%!. El sueño pujolista se desmorona, cada vez es mas difícil una elección en clave nacionalista, se impondrá (cuando estos ciudadanos conquisten sus derechos políticos) la centralidad del debate izquierda/derecha.

Pero, en este competir por la emergencia de un nuevo modelo de poder redistribuidor ¿que papel le toca a Cataluña?. Si me permiten, constatar que dichos problemas –el sujeto político para un millón –sus derechos- es un elemento que debe afrontar el Tripartito. Luego, deberá evolucionar hacia el Maragall del laissez-faire del año 92 o enrocarse en un modelo reglamentista y subalterno estilo Rodríguez Zapatero. Si el lector me concede una licencia, las dos autonomías Valencia-Madrid de los populares encarnan el modelo hacia donde discurrirá el poder emergente autonómico.

(1)La Vanguardia, 13 de mayo de 2007.
(2)El País, 13 de mayo de 2007

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