La ciénaga es una imagen mental que nos retrotrae a un espacio que esta allí desde hace tiempo. ¿Quién de nosotros no posee una fantasía del campo que la incluya?. Recuerdo hace años haber tomado un sendero que al caminar por el, en su extremo final un tupido manto de árboles dejaba sitio a un estercolero marrón. Allí me detuve casi en el borde intentando distinguir la profundidad. Era un lago no mayor de cuatro metros de ancho. Siempre asociamos lo estrecho con poca profundidad. ¿Seria así esta vez?. Para ello lo mejor fue comprobarlo. Me quite los zapatos, luego la camiseta y el pantalón. Me preguntaba: ¿seré capaz de hundirme en aquella lava de mugre, de barro árido y liquido a la vez?.
Al entrar en el, siento que mis pies patinan y se hunden en la masa. Me he propuesto atravesarle. Hacia la mitad, descubro que el lodo ha llegado hasta mis hombros, deduzco que esto no ira a mas. Me detengo un momento y miro como el sol cae a plomo. Es aquí, donde recuerdo a un gentilhombre que me explico en su día para que sirven estas charcas: Las ciénagas- y los demás tipos de humedales- controlan la erosión costera decia-, ayudan en la recarga y descarga de agua subterránea, reducen la erosión del suelo al reducir la velocidad de las aguas de ríos y quebradas, y amortiguan los ruidos urbanos e industriales..(1). Excelente definición de mi mortaja, ante lo que me pregunto: ¿con el barro hasta el cuello uno es mas lucido?. Quizás. También es posible que no sea un humedal sino un estado de las relaciones entre las personas, por ejemplo, en una película del mismo nombre hay un guión al que no le falta de nada: piscinas putrefactas, toros (o algo así) que se hunden en tierras movedizas y que allí se quedan, pudriéndose. Borrachos que no hacen caso a nada ni a nadie, relaciones lésbicas, incestuosas, juveniles, maduras, embarazos no deseados, palizas, muertos. Niños a los que les salen dientes como a las ratas, apariciones marianas (falsas, naturalmente), hasta pelos que se destiñen, aunque sin la elegancia con la que Visconti utilizó el recurso en Muerte en Venecia(2). Esta descripción se parece mas a la vida real, ¿pero con cual de las dos nos quedamos?. Metido como estoy en este olor a benceno me atenaza la indecisión. Llega hasta mi imaginación una pintura de Fernando Botero. En ella aparecen metidos en un cayuco varios asesinados por disparos flotando en una molicie de agua negra y pérfida. Para este pintor, es la Masacre en Cienaga Grande, una metáfora de su amada Colombia(3) . De nuevo, me encuentro con un resultado inesperado que aumenta mi incertidumbre. En el fango, mis piernas cabalgan en sentido contrario a la razón. También -para muchos- estar hasta el cuello es sentirse estancado, un conocido lo describe de la siguiente forma: Un par de noches atrás, en una charla de bar con un amigo, me di cuenta que estoy estancado.
Hablando de las cosas que uno hace y de las que no, y de lo que uno ni siquiera intenta hacer, me di cuenta que he sido atrapado por el propio peso de aquellas micro estrategias que, a lo largo de los años, me fui inventando para sobrevivir. Vamos, que estoy hasta el cuello y que me la veo difícil para salir del mundo que me fui haciendo y que permití que me hiciera y que ahora me resulta, como mínimo, incómodo...(4). Sea en un sentido u otro comencé a mover mis piernas para salir. Al llegar a la otra orilla unas escamas de barro me cubrían, sentía un cierto alivio por haber escapado.
Links e ideas: (1)Carmelo Ruiz. Ciénaga Las Cucharillas. Puerto Rico. (2)Título Original: La ciénaga. País y Año: España-Argentina, 2000. Género: DRAMA. Dirección: Lucrecia Martel. (3)fernando Botero. Pintura: la Masacre de Ciénaga Grande. http://www.home.earthlink.net/~ladybot/index/anthro/art_and_expression.htm (4)Gabriel Ciccariello. http://zgabros.blogspot.com/2006_02_01_zga9bros_archive.html
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