Supernova.es SSRC 1 - U. E. Posta 1

El gusto envuelto va tras corrompida
agua, y el tacto sólo apalpa y halla
duro trofeo de acero ensangrentado,
hueso en astilla, en él carne molida,
despedazado arnés, rasgada malla.
¡Oh sólo de hombres dino y noble estado!

No es que la lesión del señor árbitro fuera tan grave (¡gracias a Dios!) como la cita del encabezamiento, pero al parecer sí que era lo suficientemente dolorosa como para que, concluida la primera parte, el trencilla, cojeando y con cara de estar pasándolas moradas, tuviera que retirarse definitivamente al vestuario. Por este motivo, acabados los primeros 45 minutos y con el empate a uno que en esos momentos reflejaba el marcador, los dos equipos acuerdan dar por concluido el encuentro, lo que para el Supernova suponía además un anticipado y desangelado adiós al campeonato de liga. Aquí comienza la crónica de un partido de fútbol "interruptus".

El caso es que el encuentro había comenzado bien para los locales que, con su recuperado orden táctico, comienzan dominando el centro del campo y llegando con claridad al área rival. Aunque no es menos cierto que los carteros de Posta le encuentran un innegable placer a eso de sentirse dominados, pues de todos es sabido que su juego ofensivo está fundamentalmente basado en la velocidad meteórica y la gran habilidad de sus escurridizos delanteros; y por esta razón les importa un pimiento quién domina territorialmente, y quién gana la posesión, pues ellos, en cuanto recuperan el balón, sueltan un pelotazo a la espalda de la defensa y al instante pueden verse una, dos o tres flechas correr en busca del balón como alma que lleva el diablo. Pero el caso es que en esta ocasión los de Sitges controlaban bien la situación, y aunque sí que hubo algún que otro susto, suyas fueron las mejores ocasiones, como ese remate desviado del argonauta de Molins que, con sus relucientes whiteboots, enganchó una bolea preciosa que hubiera sido aún más bella de haber acabado en gol, cosa que no ocurrió por desgracia para los locales. Un pase formidable de Andresito (también con whiteboots) encuentra, tras la correspondiente cabalgada, al sueco más imprevisible de todos los tiempos que acaba la jugada con un centro al segundo palo que no encontró rematador en lo que fue una gran ocasión. Así estaba el partido cuando llegó el gol de Supernova. Falta que bota Samuel desde la izquierda, el sueco más genial de todos los tiempos despista a todo Cristo con su amago de remate estilo escorpión, y el zurdo de oro, aprovechando la confusión creada por Mats, marca un gol de pillería tras burlar la salida del portero; 1-0. Poco después del gol de los locales llegó el primer desplome del árbitro aquejado de un fuerte dolor en la pierna. El partido tuvo que detenerse, y esta parada no sentó nada bien a los de Sitges que, nada más reanudarse el encuentro, vieron cómo los carteros empataban en una extraña jugada con varios rechaces que al final supieron aprovechar; 1-1. El segundo tirón muscular sufrido por el árbitro ponía fin al primer tiempo, al partido y, en el caso del Supernova, también al campeonato de liga.

Lo que debió haber sido el segundo tiempo se transformó en una pachanga que, en general, el cronista obviará a excepción de tres momentos estelare: la reaparición del bluessman de Nothingam, quien después de varios meses volvió a vestirse de corto y a dar muestras de su incuestionable categoría futbolística. En segundo lugar la bizarría de Neil, Mr Demolition, quien no pierde su belegancia ni aunque le arreen un pelotazo en donde más duele; y por último el golazo con el que el káiser puso fin a la pachanga justo cuando alguien acaba de decir aquello de "el que marque gana". Ganó el káiser.