Más custodia compartida

Laura hacía ayer una referencia a un reportaje sobre custodia compartida. Casualmente, este es el tema que estoy tratando en el libro que corto y recorto estos días. Y aprovechando que siempre me ayudáis cuando os pido una opinión os pregunto qué pensáis del tema.

No sé si habéis seguido el debate, pero han sido unos meses intensos. Lo cierto es que me ha costado entenderlo. Y he tenido problemas para entender las razones de las asociaciones feministas que se oponen frontalmente a que la custodia se pueda compartir. El tema se ha manipulado bastante desde este y otros ámbitos (la misoginia de algunas asociaciones de padres separados es espeluznante).

En los medios de comunicación parece que sólo hay una fórmula posible: la de alternar viviendas semanalmente. Y eso no es cierto. Custodia compartida puede ser que uno de los progenitores recoja del colegio al hijo o hija, que almuercen juntos y después lo lleve de vuelta al colegio. Las noches las pasará siempre en el domicilio de su otro progenitor. Es decir, que los dos ex no deberían ni verse, pero el niño no perdería el contacto con ninguno de los dos.

Algunas asociaciones feministas vinculan el tema de la custodia compartida a los malos tratos en una asociación que me parece bastante más que desafortunada. Y muchos hombres dicen que éstas se oponen sólo porque quieren “quedarse” con la vivienda. Parece como si no se dieran cuenta de que el argumento se podría volver en su contra en ambos casos:

1. Quedarse con la custodia podría ser una forma de maltratar psicológicamente al padre que sólo ve a sus hijos cada quince días.

2. Los hombres podrían solicitar la custodia compartida para quedarse ellos con el piso.

En fin... En cualquier caso, me preocupa más la actitud de este sector del feminismo que la misoginia de algunos cavernícolas. Supongo que porque me gusta ejercer la autocrítica y porque realmente no entiendo su cerrazón. Dicen algunas de las más firmes opositoras a la custodia compartida que “las mujeres siguen siendo, mayoritariamente, las responsables del cuidado y atención de toda la familia” y que la igualdad entre los cónyuges “no es una realidad social”.

Completamente de acuerdo, sólo hay que leer la encuesta sobre el uso del tiempo que hacen hombres y mujeres, la diferencia de minutos ¡y horas! dedicadas a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos es más que notable.
Ahora bien, si una mujer se queda con la custodia exclusiva de los hijos no va a poder dedicarse a nada que no sean precisamente esas tareas del hogar, le va a costar bastante rehacer su vida. De manera que la estamos condenado a perpetuar el sistema.

Hay quien no se resigna a encerrarse exclusivamente en la casa, pero para trabajar y cuidar de los hijos necesita ayudas externas, sean los abuelos o un canguro. Prefieren pagar a una persona que recoja los niños del colegio a que pasen la tarde con el padre. Años pidiendo más compromiso a los hombres y después se les quiere relegar a la condición de “padres visitantes”.

Por el contrario, esas mismas asociaciones feministas aplauden que el código civil incluya que las tareas domésticas se repartirán al 50%, pero no quieren “ceder” en el tema de los hijos, teóricamente por su bien.

- No tengo hijos, pero tengo claro que no me gustaría ser una madre visitante.

- No soy hombre, pero creo que si lo fuera tendría mucho miedo a separarme. Y a tener hijos.

- No soy hija de padres separados, pero si lo fuese creo que no me hubiera gustado dejar de ver a mi padre regularmente.

Este libro me ha traído de cráneo. No esperaba descubrir esta modalidad de la guerra de sexos cuando lo empecé. La reforma de la Ley del Divorcio fue aprobada hace poco más de una semana, pero la cuestión de la custodia compartida sigue pendiente. Zapatero ha aceptado revisarla antes de que llegue al Senado tal como le pidieron algunas asociaciones feministas la tarde antes de su votación en el Congreso de los Diputados. ¿Habrá improvisación de última hora?

Actualmente, la nueva norma dice que cuando “cuando uno de los padres solicite la custodia compartida y el otro se oponga a ella, el juez podrá establecerla “excepcionalmente” si el informe del fiscal es favorable y si “sólo de esa forma se protege adecuadamente el interés superior del menor”.

A mí me parece que se queda corta, porque uno de los ex cónyuges puede oponerse al régimen de custodia compartida únicamente para fastidiar al otro. En ese caso se concedería “sólo excepcionalmente” después de informe fiscal, pruebas psicológicas... Aun así, esta redacción tiene bastante sentido común y, sobre todo, potencia “el interés superior del menor”.

No obstante, las asociaciones a las que me refería antes desean que sólo se pueda conceder si ambos ex cónyuges la desean. En caso contrario habría muchas trifulcas, aseguran. Por lo tanto, la descartan incluso cuando el interés superior del menor sea pasar el mayor tiempo posible con sus dos padres.
Me gustaría saber vuestras opiniones sobre estas cuestiones y muy especialmente las de las mujeres que se identifican con un nuevo tipo de feminismo.

(Próximamente intentaré redactar un post sobre las asociaciones por la igualdad cuyos trabajos me parecen más interesantes).

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