Sombras de la china

El cine es una farsa. Maticemos. El cine actual es una farsa. Ya no disfrutamos en las salas, nos revolvemos en nuestras butacas, nos levantamos en mitad de la proyección; ya no nos emociona.

Hemos perdido la capacidad de hacer séptimo arte y nos conformamos con hacer cine, un simple proceso fisicoquímico. El cine de calidad es como las sombras chinescas, bellas formas e historias creadas a partir de las manos de un artesano, cada contorno, cada rasgo y cada elemento se une sabiamente para crear el tapiz de las películas.

La tecnología está al servicio de la cinematografía y no a la inversa, ésta puede ser tan útil como inútil, convertir un producto de calidad en un alarde de la solvencia del productor.

No culpo, ni mucho menos, de la poca calidad que tienen la mayoría de las nuevas producciones a los efectos especiales, culpo a los que abusan y hacen mal uso de estos. La evolución de esta técnica nos ha dejados obras de arte como Blade Runner y este mismo director, Ridley Scott, nos ha golpeado con El reino de los cielos. En ambos casos y valga los años transcurridos entre cada film, hay un enorme uso de efectos especiales, pero aplicando la regla del 50/50 por lo cual no empleándolos en exceso, se consigue un resultado excelente.




El reino de los cielos es un ejemplo fílmico de alarde de elenco actoril y efectos especiales, creando un subproducto difícil de digerir.

Decir, que no pude acabar de verla.

Entre tanto trilero de tres al cuarto siempre nos queda algún artesano de las sombras de la china, Amelie de Jean-Pierre Jeunet, Moulín Rouge, por hablar de estilos totalmente diferentes, son dos ejemplos de obras de arte.



Lo poco gusta y lo mucho cansa.


joseluisalgar@gmail.com