Entre nosotras nos apañamos

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Quién me iba a decir a mí cuando entré en la
minúscula sala cuatro del cine Bosc de Vilanova i la Geltrú, ocupada por tan solo nueve personas (incluyendo a nuestro compañero Nacho Corredor y a un servidor), que la película que estaba a punto de pasar ante mis ojos iba a ser de mi agrado.

“Volver”, el último film del director manchego Pedro Almodóvar. Una obra difícil de catalogar; a caballo entre la comedia y el drama costumbrista; un verdadero homenaje a la mujer que trabaja, lucha y sobrevive a pesar de las adversidades. Ustedes se estarán diciendo: “este film se estrenó el 17 de mayo, llegas demasiado tarde”. Pero, como dice el refranero, nunca es tarde si la dicha es buena.

Por lo general no he sido muy considerado con el trabajo de Almodóvar, hasta ayer. Siempre había odiado sus películas sin un motivo tangible.

Volviendo al tema en cuestión, “Volver” trata sobre la vuelta de la muerte a la vida, la vuelta al pueblo, la vuelta a la tuerca, la vuelta a la mancha azotada por ese “viento solano” al cual se le atribuyen todos los males y que no deja de azotarnos durante todo el largometraje.



No llevo tantos escritos en este medio, como para que ustedes se hayan acostumbrado a mi estilo. Pero verán que en mis críticas lo que menos importa es la sinopsis o el reparto. Como ven, no he puesto la tradicional ficha técnica ya que a lo que doy importancia es a lo que uno siente en su butaca: hastía, felicidad, pánico, terror… lo que sea, y lo que irradia “Volver” es esperanza e ilusión, aunque la muerte te pise los talones.

La verdad es que el mejor consejo para los que aún no han visto, es que se acerquen a hacerlo. Es lo poco que puedo decir de esta obra sublime y exquisita.