Coaching

Al procés, le ha faltado un plan de coaching

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Cualquier objetivo que te propongas, (sea grande o pequeño) con vocación de logro, requiere de una serie de condiciones que no podemos saltarnos a la torera. Hacerlo supondrá en un alto porcentaje que no podamos conseguirlo. Para comenzar, ha de ser concreto, dejando claro el qué y el cómo de lo que se pretende. Ha de ser medible para tener visible en todo momento como se va desarrollando, teniendo la posibilidad de corregir lo necesario mediante acciones y estrategias. Tendrá también que ser retador y a la vez estar al alcance de nuestras posibilidades. Procuraremos la disposición de los recursos necesarios para hacerlo con una visión realista del escenario. Por último, hay que definirlo con claridad, por etapas durante un tiempo concreto y delimitado, estableciendo dónde empieza y dónde termina.

También durante el proceso hay que asumir que pueden producirse otros hechos y causas ajenas a nuestras decisiones que pueden alterarlo todo y que esta posibilidad no tiene que disturbarnos. Por lo tanto, tenemos dos escenarios: el que depende de nuestra actuación y el externo sobre el que nuestra influencia no tendrá repercusión. Para moverte por el externo sin desfallecer necesitamos buenos pulmones para respirar y una buena cintura que sepa romper el ritmo del contrario. Disponer de un buen equipo de estrategas es una gran opción. Trabajar con gente operativa que sean ágiles, resolutivas, funcionales y con la sangre muy fría. No podemos olvidar que lo emocional es una parte esencial del proceso. Tiene en positivo la capacidad de mantener viva la motivación y a la vez puede desconectarnos de las condiciones esenciales que definimos al principio, derivando en algo negativo. Los sentimientos son complicados de separar y por lo tanto se convierten en armas de doble filo que solo se pueden empuñar por el mango. Cuando te olvidas de lo afilada que tienen la hoja, las heridas consecuentes nos pueden dejar fuera de concurso, llevándonos incluso más atrás del punto de partida.

Ser animales racionales nos permite llevar a la práctica todo esto mientras administramos una serie de valores con capacidad de definirnos tanto de forma individual como a la vez de integrarnos colectivamente en un grupo. El pegamento que sella todo este proyecto es el valor de la confianza. Sin él no hay proyecto, no hay pasos, no hay acción que se sostenga. La confianza es el valor de los valores que da plena acreditación a todo lo que estamos dispuestos a hacer desde nuestra propia y humilde posibilidad. El campo de acción de tu compromiso será siempre proporcional al nivel de confianza que tengas. Es la sal que permite apreciar lo que has cocinado. Sin ella todo se hace misión imposible.

Para aquellos que en estos años han pretendido convertir el objetivo de la independencia en algo alcanzable, les ha sobrado prisa y faltado concreción sobre el proyecto, poco realismo de su plan con ausencia de conciencia sobre la moralidad y el nivel de perversidad del adversario. La historia está ahí para recordar de qué maneras el estado en el que estamos ha resuelto todos sus conflictos. Con alzamientos armados, toma e intoxicación de los medios de comunicación, violencia, represión, querellas de iluminados, prostituyendo sus propias leyes, acusando al contrario de delitos que ellos cometen con desvergüenza, dando impunidad a fascistas violentos por las calles, ordenando, mandando y ridiculizando todo lo que no sean su yo o no comulgue con lo que ellos proclaman. España es un país que estimula y practica el odio a sí mismo, donde el patrón es lo absoluto sin término medio, donde padres enfervorizados lanzan a sus bebés entre la multitud para que alcancen a tocar un trozo de madera policromada representación de la virgen de turno, donde el análisis reflexivo de lo personal suena a marca de pasta de dientes. Donde se banaliza y justifica cualquier forma de violencia mientras se adora a Dios. Sí, podría seguir poniendo ejemplos pero ¿Para qué?... Vistos desde fuera de nuestras fronteras somos poca cosa: algo pintoresco, corrupto, curioso de observar desde la distancia, a la vez de un interés económico y geoestratégico. Los ideales derechos humanos que los líderes del norte europeo desean en sus hogares son una mera circunstancia para este país del sur en forma de anotación en sus cuentas de resultados.

El poder central ha descubierto una mina dando forma a su nueva Caja de Pandora. Es estado autonómico y su café para todos ha sido lo más parecido a un efecto especial de película que termina con su THE END. El 155 es ya un hecho que en el pasado dictadores usaron para consolidar su poder. Ahora aquí, en presente y futuro servirá para desarrollar una nueva forma de venganza sibilina adaptada a las condiciones de poco ruido ordenadas desde Europa. Tu mala cabeza exige un castigo como Zeus lanzó el suyo a Prometeo por desvelar el secreto del fuego a los humanos. El poder de lo atado y bien atado castigará a todo aquel que no piense dentro de los márgenes de tolerancia impuestos. Para los del “a por ellos” y el “más dura será la caída”, la democracia no es algo a desarrollar. Es algo contenido al mantenimiento perpetuo del poder de unos (los que lo tienen) sobre los que no lo han de tener.  

Si en ese recorrido se mete en la cárcel al legítimo gobierno de Catalunya están metiendo “ad hoc” a más de dos millones de personas. Si esto es democracia tal vez habrá que plantearse otra manera de relacionarse con esta sociedad. Para más detalle y sin abandonar el contexto, son muy clarificadoras tanto la pregunta del Presidente de la Generalitat en Bruselas, como la respuesta del Delegado del Gobierno de Catalunya investido como portavoz del Consejo de Ministros de España el pasado 31 de octubre.

Puigdemont dijo:” ¿Respetará el Gobierno español y el bloque del 155 el resultado de las elecciones del 21D?”

Millo respondió: “Es obvio que se respetarán dejando claro que aquellos que se presenten deben hacerlo con programas electorales “que se desarrollen en el marco legal vigente”. En resumen: solo si ganan los míos.   Si se repite el mandato del pueblo catalán les daremos más 155.

Ante el 21D hay una opción plausible ante el mundo y es la de presentar un frente común más allá de los partidos al uso, que mantenga y de protagonismo a la transversalidad que ha demostrado Catalunya en la última década. Sin dudas, sin postulaciones personales, sin fractura y mediante la confianza. Ahora, entre tanto ruido otra cosa no cabe. Los rivales podrán asegurarse el éxito cambiando todas las normas pero la victoria es otra cosa. Cuando nada quede y en el horizonte no se aprecie ningún árbol del que tomar cobijo, pegaremos un trago de confianza con aquellos que recorran tu sendero. Podremos ganar o no, pero perder no lo haremos jamás.

Es evidente que solo con actitud no se resolverá el problema. Es más, a la contra continuará aumentando. Ni truco, ni trato…“Fent pinya farem l’ombra”. No queda otra que afrontar primero individualmente el ¿Hasta dónde y hasta cuándo? del que a todos nos pueda convenir.

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