Poesia

¡Quiero un ángel que me dé consuelo!

¡Quiero un ángel que me dé consuelo!. Eix

¡Quiero un ángel que me dé consuelo!. Eix

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Y después de un largo tiempo de un sinsabor inmerecido, él con su mirada amarga y llena de suspiros le susurró sus perspectivas al oído: —Es mejor que te vayas y dejemos aquí lo vivido.

Como un aire del Polo Norte le congeló el corazón, cerrando aquella puerta desgastada por desamor. Ella, sus lágrimas y sus trozos de corazón se fueron por la escalera renegando del amor. Justo al  salir del portal de aquel viejo bloque tan singular, un pensamiento recurrente le hizo gritar: —¡Quiero un ángel que me dé consuelo!

Y al levantar la mirada, vio en un balcón un guapo bombero, que la miraba con esmero. Atónita se quedó, porque mirando su cara se dio cuenta que era el mismo hombre que un día de lluvia una flor le regaló. 

Entonces, él, con una gran sonrisa le dijo: —Perdona, ¿Cómo sabes mi nombre?  —ella sonrojada, contestó: —¿Te llamas Ángel? Y, él, entre humo y fuego le dijo: —Sí, soy Ángel, soy un bombero y aunque hoy estoy apagando un fuego, creo que la lluvia ya nos unió un día de enero. No tengo alas ni tampoco un avión, pero sí un gran corazón que te llenaría la vida de amor.

Soy Lola

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