El rey y los toros

Pero, sobre todo, estaba ahí para representarnos a todos los españoles, mal que nos pese a los republicanos. Ahora resulta que este personaje, tan aficionado a la censura cuando se trata de sus hazañas como, por ejemplo, dar muerte a osos borrachos, no hace gala de neutralidad ni de discreción alguna y anuncia que apoya las corridas de toros porque “de ellas nace un mundo cultural y artístico fecundo”. Magistral elocuencia la del lúcido monarca, que sin duda dejó impresionados a sus seguidores taurinos.

Pero hay que ser justos y adivinar que nuestro campechano Juan Carlos no lo ha hecho con mala intención, que en el fondo nos quiere a todos por igual. Pero eso de que los toros se vayan acabando significa que sus descendientes se quedarán, algún día, sin uno de sus escasos placeres, y no se puede dejar sin recompensa a quienes tanto trabajan.