Via pública

Slum en el barrio de mar

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Últimamente ha llovido mucho. Como siempre que llueve, el torrente de la playa del Faro, nuestro particular slum vilanoví, da miedo. No tanto por su caudal sino por la porquería que discurre por su cauce y que, cuando deja de llover, se acumula en su lecho causando un paisaje deprimente y unos olores a letrina que tiran de espaldas.

Todo ello sucede a pocos metros de viviendas y a la vista de todo aquel que cruza el puente para ir a la playa del Faro y a Sant Cristofol.

El problema es viejo y ni este Ayuntamiento, ni sus predecesores, gastaron suficiente energía para solucionarlo. Parece como si nuestro Ayuntamiento diese el caso por perdido. O también, como si le importase un comino el que ese repugnante torrente, en medio del vecindario, fuera la cosa más natural del mundo. Tan natural como lo son los slums de tantas ciudades del extremo oriente que solemos ver por televisión.

No creo que haya muchas ciudades en Europa que permitan convivir a su vecindario con una cloaca, como sucede aquí.

Parece que nunca ha habido dinero para hacer nada para evitarlo. Pero no me cabe en la cabeza que no haya ninguna partida presupuestaria, ni en Europa, ni en España, en la que no cabría nuestro torrente- cloaca de la playa del Faro, ya sea por motivos ecológicos, medioambientales, o de exclusión social y tercermundismo. Seguro que hay fondos para estos casos tan extremos, pero hay que buscarlos.

La directora del Museo del Ferrocarril consiguió nada menos que unos dos millones de euros para rehabilitar una nave industrial antigua para el museo. Indagó entre los múltiples fondos, europeos y nacionales y lo consiguió. ¿Si hay dinero para una nave industrial para un museo, como no lo ha de haber la mitad de ese dinero para librarnos de una cloaca, en plena ciudad?

De nuestros regidores municipales se espera que conozcan la ciudad pero no se les puede pedir mucho más. Así que cuando se les nombra el citado torrente y su degradado estado, dicen que el asunto no depende del Ayuntamiento, sino del ACA, de Costas, o del lucero del alba. Y puede que tengan parte de razón. Pero el problema lo tenemos nosotros, los ciudadanos de Vilanova y el resolverlo debería importar más a nuestro Ayuntamiento.

Los partidos políticos, especialmente el PP y el PSOE, ambos con amplias ramificaciones tanto en el Estado como en Europa, nos podían echar una mano y para ello pedimos a los regidores de esos partidos en el Ayuntamiento de Vilanova, que traten de interesar a sus compañeros diputados y eurodiputados, en este asunto del torrente mencionado.

Confieso que no tengo gran fe en que este asunto prospere. Lo que tengo muy claro es que ese torrente, tal y como está, es una vergüenza impropia de una sociedad como la nuestra y que hay que neutralizar su influencia negativa sobre todos nosotros, todo lo más que se pueda.

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