Vivir día a día

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Seguramente no seré el único que a media noche se sobresalta con la idea de que un día vamos a desaparecer. Porque te pongas como te pongas, existe un final. Un final personal e intransferible. Y es en este angustioso trance en la noche cuando tu mente se esfuerza en no pensar, en no ahondar en el vacío existencial para poder hacerte con los mandos de tus pensamientos. Llegados a este punto, da miedo pensar en la nada, en la no existencia y en el olvido. Y así generaciones tras generaciones, pueblos, vidas y civilizaciones han ido pasando por el mismo trance, el del no saber del mas allá.

En un momento de la historia el ser humano al contemplar el mar, sentiría la misma sensación de soledad como cuando ahora nosotros contemplamos el cosmos. Esa sensación de lo inabarcable podría ser similar a la incomprensión hacia la muerte. Mirar al mar, el cielo o a la muerte para no poder comprender el por qué de todo.

¿Quien no ha pensado alguna vez en el qué somos, en el del dónde venimos o a dónde vamos? O fantasear en una invención del cerebro. Evidentemente cuando uno se despierta así por la noche es que no cree en nada, o mejor dicho, cree en la nada, pero, ¿de qué sirve pensar en ello? Igual todo es mucho mas sencillo.

Y mientras nosotros vamos y venimos, jugamos, lloramos, reímos y nos angustiamos, la vida sigue. Porque la vida es aquello que hacemos mientras vivimos... Nada mas cierto y a la vez, nada mas difícil de apreciar. Mientras pensamos en nuestras pequeñas crisis, creamos dogmas, planificamos objetivos y esperamos los resultados, la vida sigue, no espera a que alcances tus metas para vivirlas, no, ella continua porque el camino es en si mismo la vida y la dejamos escapar esperando sin vivir las fragancias del momento.

Pero si lo miramos de forma positiva, ahora se vive 30 años más que a principios de siglo. Por tanto habrá que ser optimista y pensar que la vida moderna, pese a sus efectos secundarios, nos brinda la posibilidad de vivir mas años para seguir aprendiendo. Y pienso en la cantidad de personas que trabajan en los hospitales. Hospitales masificados. Científicos. Becarios en precario. Enfermeras. Personal de ambulancia. Bomberos que rescatan a personas entre amasijos de hierros. Y tanta y tanta gente que da su vida por los demás. Esos si son los verdaderos héroes de la vida. Los verdaderos kraks. Los verdaderos protagonistas del vivir día a día.

A veces pienso que la gente lleva dentro de si un bonito cuaderno de bitácora. Un pequeño libro de viajes en el cual escribe y dibuja sus mas bellas historias. Y de vez en cuando lo sacan, envuelto en una bella tela azul, con su caligrafía y sus dibujos de acuarela que un día lo abren para enseñarlo. Como toda esa gente seria que vemos al cabo del día y que un día sin saber muy bien por qué te regalan la mejor de sus sonrisas.

Este último párrafo no se a que viene pero me ha gustado mucho. Ya se sabe, cuando uno escribe pseudo artículos... pueden surgir cosas así.

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